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FEMINIDAD Y ESPIRITUALIDAD. ENCUENTRO CON CLARA JANÉS

<<Me miró

y se pobló de estrellas mi corazón,

y sobre el fuego de la sangre

se elevó el firmamento.

En el punto más alto de la noche

la luna sostenía 

el nadir de los destellos.

Redondo era el orbe del amor

y el sol, oculto,

desvelaba su eterna incandescencia.>>

Clara Janés.

 

El próximo día 12 de marzo, a las 20 horas, rendiremos homenaje a Clara Janés a través de una conversación sobre su obra e intuiciones,  con especial atención a su mirada sobre lo femenino reprimido y sublime: el amor incondicional.

En Clara Janés brotan palabras y se hacen ecos, toma forma el fondo y el fondo forma. Su inspiración alimenta aproximaciones humanas al vacío divino. Lo femenino se insinúa en sus versos  como la faz del amor incondicional que se hace consciente en medio del asombro o la intolerancia.

En su último libro, Guardar la casa y cerrar la boca, Clara recorre las trazas de la palabra  de la mujer en  la literatura universal. Con ella repasaremos esos momentos y su significado en la espiritualidad.

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Clara Janés Nadal es poeta, escritora y traductora.

Nació el 6 de noviembre de 1940 en Barcelona, hija del editor y poeta Josep Janés. Cursó estudios en la Universidad en Barcelona, aunque se licencia en Filosofía y Letras en Pamplona y realiza estudios de literatura comparada en la Universidad de la Sorbona en París. Cultiva todos los géneros y en la traducción destaca por las traducciones del checo, en especial de las obras de Vladimir Holan.

Su primera obra la publica en 1964 con el título, Las estrellas vencidas. En el año 1972, recibe el Premio Ciudad de Barcelona de Ensayo con La vida callada de Federico Monpou, y queda finalista, ese mismo año, del Premio Café Gijón. Gana el Premio Ciudad de Barcelona de Poesía en 1983 con Vivir. En 1997, le otorgaron el Premio Nacional de Traducción por el conjunto de una obra.

En prosa escribió las novelas Los caballos del sueño (1989) y El hombre de Adén (1991) y diversos relatos, así como la biografía La vida callada de Federico Mompou (1975), el libro de viajes Sendas de Rumanía (1981) y el de recuerdos de infancia y adolescencia Jardín y Laberinto (1990).

El 15 de noviembre de 2002 recibió el XII Premio Jaime Gil de Biedma, uno de los más prestigiosos del panorama literario en lengua castellana, por la obra «Los secretos del bosque»

Desde entonces no ha parado de escribir, recibir premios y  aproximarse a la esencia de la poesía.

Algunas de sus obras:

Isla del suicidio
Las estrellas vencidas
La noche de Abel Micheli
Desintegración, 1969
La vida callada de Federico Mompou
Tentativa de encuentro y tentativa de olvido
Límite humano
Aprender a envejecer
Poemas Rumanos
En busca de Cordelia y Poemas rumanos
Cartas a Adriana
Antología personal
Libro de alienaciones
Sendas de Rumanía
Eros
Pureza canelo
Tentativa de olvido
Roig, Montserrat. Before the civil war
Pessarrodona, Marta. La búsqueda de Elizabeth
Vivir, 1983
. Fósiles, 1985
Kampa: poesía, música y voz
Las primeras poetisas en lengua castellana
Federico Mompou: vida, textos y documentos
Lapidario
Creciente fértil
Los caballos del sueño
Jardín y laberinto
Esbozos
El hombre de Adén
Emblemas
Espejismos
Ver el fuego
Las palabras de la tribu: escritura y habla
Rosas de fuego
Cirlot, el no mundo y la poesía imaginal
Diván del ópalo de fuego
Espejos de agua
El persa
Arcángel de sombra
Los secretos del bosque
La voz de Ofelia
Poesía erótica y amorosa
Vilanos
Huellas sobre una corteza
El espejo de la noche, centenario de Vladimir Holan
Brancusi
Espacios traslúcidos
La indetenible quietud. En torno a Eduardo Chillida
Las voces acalladas de las mujeres

Río hacia la nada, 2010, Plaza-Janés. Poesía. XIV Premio Internacional de Poesía Ciudad de Torrevieja

Variables ocultas, Vaso Roto Ediciones, 2010, poesía. Peregrinaje, Editorial Salto de página, 2011, poesía.

De la realidad y la poesía. Tres conversaciones y un poema. Con Antonio Gamoneda y Mohsen Emadí, Vaso Roto Ediciones, 2010.

Las estrellas vencidas, Editorial Huerga @ Fierro, 2011, poesía.

Movimientos Insomnes, I Premio de Poesía Experimental Francisco Pino, 2011.

La vida callada de Federico Mompou, Vaso Roto Ediciones, 2012.

Orbes del sueño, Vaso Roto Ediciones, 2013.

 

Enlace:

Clara Janés en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Última obra publicada:

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Semblanza Crítica , por Ángel L. Prieto de Paula 

(Publicada en la Biblioteca Virtual Cervantes)

Aunque Clara Janés (Barcelona, 1940) es, sobre todas las cosas, poeta, su creación artística y su indagación intelectual se han repartido en numerosos géneros y modos de la escritura, e incluso fuera de ella. Conocedora de diversas tradiciones literarias centroeuropeas y orientales, conectada por educación y vocación a las artes plásticas y musicales (que ha incorporado en pie de igualdad a varios de sus libros poéticos), su actividad estrictamente lírica, iniciada en 1964 con Las estrellas vencidas, ha ido acompañada por otras dedicaciones parejas: el teatro (libretos de ópera, piezas de marionetas), la biografía (con su acercamiento al músico Federico Mompou), la crítica literaria (aproximación al universo simbólico de Juan Eduardo Cirlot), el memorialismo (con títulos como Jardín y laberinto, de 1990, y La voz de Ofelia, de 2005) y la edición filológica, ello sin contar con su asidua y sostenida labor de traductora (Vladimir Holan, Jaroslav Seifert, Ramos Rosa…).

Bien mirado, las anteriores no son tanto facetas complementarias que deben sumarse para percibir en su conjunto el universo de la autora, cuanto maneras de desarrollo expansivo de un núcleo sensible que circunstancialmente escoge uno u otro cauces de género. Distribuir la producción de Clara Janés en compartimentos tipológicos cerrados presenta un problema debido al carácter absolutamente unitario de su almendra espiritual, que se impone sobre las ocasionales especificidades, toda vez que, en la autora, la biografía está constituida por sus lecturas y sus escrituras, la aventura interna rige sus avatares externos y termina confundida con ellos, y la experiencia y la reflexión no tienen barrera separadora. Ello es fruto, tanto como de su peculiar sensibilidad, de una sincronicidad sintetizadora e intuitiva afinada en la frecuentación del pensamiento oriental, extraño a la tendencia fragmentadora y analítica de la cultura occidental.

Ya en sus primeros títulos, pero sobre todo a partir de En busca de Cordelia y poemas rumanos (1975), quedan fijados los rasgos formales de su lírica, presididos por la sutileza, el parpadeo expresivo y la desnudez ornamental penetrada por la música. Se ponen éstos al servicio de unos temas reluctantes al casticismo y alentados por un espiritualismo en el que se forja su imaginario personal, plasmado mediante el aforismo de resonancias presocráticas, la levedad —también aforística— del haikú, el vuelo visionario del misticismo, el entramado simbológico.

Muchos de sus libros vertebran una postura geocéntrica, que replantea la función de la mujer en una cultura que la ha postergado, así como los mitos de la madre telúrica. La andadura existencial del sujeto va estableciendo hitos sucesivos en títulos como Libro de alienaciones (1980), Eros (1981), Vivir (1983), Kampa (1986), Lapidario (1988), etc. En su mostración de lo femenino, cobra gran importancia la manifestación liberadora del deseo erótico, tal como se aprecia en Creciente fértil (1989), donde la sexualidad respira en las figuras medioorientales en que se funda la cultura (más bien que máscaras, actualizaciones culturales del yo). Adentrada en la madurez, Los secretos del bosque (2002) despliega el tercer tramo biográfico que, en la cultura hindú, supone el desprendimiento purgativo que sirve de preparación para afrontar el cuarto y último tranco de la vida. Las asechanzas de los goces sensoriales y del amor, tal como aparecían en Eros o en Creciente fértil, la asaltan aún en ese camino de adentramiento hacia la espesura boscosa, en cuya conformación simbólica convergen tradiciones místicas diversas, y al cabo de la cual se abre un vacío anchuroso y apacible. Paralajes (2002) se inicia con una invocación a la infancia, ese momento «donde no existen todavía ausencia ni recuerdo», en que el mundo brota ante los ojos, reducido a unas briznas de su realidad. En otros poemas del mismo libro, la mirada contemplativa se deslíe en una cosmofanía de manzanas, saltamontes, desiertos, campanillas de luz, con un lenguaje mondo, unas formas tenues y una estética aliviada de bulto humano. La senda de retracción y de acendramiento la conduce a los umbrales del «punto cero» en que se sitúa Fractales (2005): una tierra de nadie, de nada, de la que se han eliminado elementos adventicios, esquinas argumentales y grumos de la retórica, desprovistas casi las palabras de su capacidad de representar.