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CAMINO DEL ZEN, CAMINO DE VUELTA A CASA

Encuentros con lo sutil#6

Por Javier Esteban

Una madrugada, en el césped del jardín de mis abuelos berlineses vi una pequeña flor amarilla que nunca he olvidado.

Ana María Schlüter

 

 
Zen es ante todo un “arte” o “camino”, no un método. Se habla de
zen-do, como “arte o camino de zen”; igual que se habla de
cha-do (arte de té),  ka-do (arte de flores) o  sho-do
(arte de caligrafía). ¿Y en qué consiste el arte?
Según lo expresa el ideograma japonés de zen, consiste en
sentarse “a solas con el misterio”. Y  “za-zen”  es “sentarse
a solas con el misterio”: “za” es sentarse, y  “zen”
es “a solas con lo que no se puede pensar, con el misterio”. Hay
una definición muy antigua que dice del zen que es
“una transmisión especial, fuera de toda doctrina, que no se
basa en palabras ni letras, que apunta directamente al
corazón humano y lleva a despertar y a vivir despierto”.

 

Ana María Schlüter

[Conversación con Luis V. Abad Márquez. Iglesia Viva, nº 232. Oct-dic 2007.

 

Pocas veces tenemos la ocasión de conocer a una maestra zen que, como Ana María, vive centrada en sus obras y prácticas, sus discípulos y su zendo.

Ana María conoció el zen cuando ya había consagrado su vida  al amor al prójimo,  pues es monja del instituto religioso católico Mujeres de Betania desde los 23 años.

Cuando la práctica del zen se cruzó en su camino, Ana María trabajaba codo con codo con los vecinos de San Blas…

Muchos años antes,  Ermita de la  Nube radiante (así fue bautizada) se había hecho una pregunta a la que dedicó toda una tesis doctoral:

¿Por qué unos ven y otros miran y no ven?

A esta pregunta responde la vida de esta maestra.

 

Bienvenida seas,  Nube radiante.

 

CONFERENCIA EN AUDIO (calidad regular)

http://www41.zippyshare.com/v/32683156/file.html

Más información en:

www.zendobetania.com

http://www.iglesiaviva.org/232/232-21-CONVER.pdf

 

 

ANA MARÍA

 

Ana María Schlüter Rodés nació en Barcelona, en 1935, de padre alemán y madre catalana. Durante las guerras civil y mundial vivió en Alemania. En 1949 vuelve a Barcelona, donde iniciará sus estudios universita­rios que proseguirá en Alemania (Hamburg y Freiburg i.Br.) y Holanda (Nimega y Utrecht).

A los veintitrés años ingresa en el instituto religioso, de origen holandés, fundado por J. van Ginneken S.J., denominado “Mujeres de Betania”. Se doctora en Filosofía y Letras con una tesis en torno a la pregunta “¿Por qué unos ven y otros miran y no ven?”.

En 1966, después de una estancia en Roma, durante la última etapa del Concilio Vaticano II, vuelve a España. Desde 1970 vive en San Blas – Madrid, alternan­do su labor como profesora de ecumenismo en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid y otras facultades de teología, con secretaria en una Asociación de Vecinos del barrio.

A partir de 1975 entra en contacto con el Zen y hace su primer sesshin con el jesuita y maestro zen Hugo Enomiya-Lassalle. En 1979 va por vez primera al Japón, a Shinmeikutsu, al centro de Enomiya-Lassalle. Al final de su estancia éste la presenta a Yamada Koun Roshi. Continua formándose con Yamada  Koun Roshi, acudien­do periódicamente desde 1981 al San’ un Zendo de Kamakura. En septiembre de 1985 recibe en Kamakura el reconocimiento de Yamada Koun Roshi, como maestra zen, con el nombre de Kiun An (Ermita de la Nube Radiante). En 1994 es nombrada Jun-shike (‘maestra zen asociada’) por  su sucesor Kubota Jiun Roshi.

En 1986 funda con sus discípulos el centro zen “Zendo Betania” en Brihuega/Guadalajara (www.zendobetania.com). Allí reside desde entonces mientras sigue dando cursos de zen allí y en otras ciudades de la península y Baleares, así como en México.

Ha publicado varios libros, por ejemplo, “El camino del despertar en los cuentos”, “Atrévete con el dragón vivo” y “La recepción del zen en Occidente entre cristianos”.

 

 

 

 

Zen

 

 

 

Es un camino de despertar a la realidad esencial, de raíz, que ningún sentido puede captar ni ninguna inteligencia comprender. Sin embargo, quien cae en la cuenta de ella sabe que es más real que cualquier cosa que se pueda ver, tocar, medir, analizar. Ahí el ser humano encuentra paz profunda y brota la compasión.

El Zen se remonta a la experiencia de Siddharta Gotama que vivió en la India en el siglo VI antes de Cristo. Su leyenda llegó a Occidente y ha influido en obras de literatura como p.ej. La vida es sueño de Calderón de la Barca. Cuando Gotama cayó en la cuenta y llegó a la iluminación o despertar, exclamó: “Todos los seres son seres iluminados, dotados de sabiduría y virtud, pero debido a una manera engañosa de pensar no se percatan de ello.” A partir de este momento se le llama Buda o Despierto. El Buda Shakyamuni, el Despierto y Sabio de la casta de los Shakya, se dedicó a enseñar a otros el camino para caer en la cuenta por sí mismos. Con el tiempo, en torno a él, sus seguidores formaron un grupo.

 

Hui-neng, Sexto Patriarca Zen de China

Según la tradición, uno de ellos, el Bodhidharma, llegó a China a principios del siglo VI después de Cristo. Al encontrarse de esta manera el yoga budista de la India con el Tao de China, nació el CH’ANNA o CH’AN. Esto tuvo lugar en el marco del Budismo Mahayana, cuyo ideal es el bodhisatva, el iluminado o despierto lleno de compasión. El CH’AN se extendió desde China por Corea y Vietnam.Todo el Zen actual se remonta a Hui-neng (637-713), el Sexto Patriarca Zen de China.

A finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII llegó a Japón, sobre todo a través de Dogen Zenji. Allí el ideograma de CH’AN se pronuncia ZEN. En China habían existido cinco “casas” o familias de CH’AN. Sólo dos de ellas pasaron a Japón, a saber Soto y Rinzai.

En el siglo XX el Zen se empezó a extender por Occidente. Un impulso importante partió del primer Parlamento de las Religiones del Mundo, Chicago 1893, donde por primera vez un representante del Zen, Shaku Soyen, abad del Engakuji de Kitakamakura, habló ante un público occidental. El Zen se fue conociendo y practicando cada vez más en Europa a partir de la segunda mitad del siglo XX. A través de monjes budistas Zen llegados a Europa, de misioneros cristianos en Japón, p.ej. Enomiya-Lassalle SJ, y de psicoterapeutas occidentales como Karlfried Graf Dürckheim, Según unas palabras atribuidas al Bodhidharma, el Zen es:

Una transmisión especial fuera de toda doctrina,
No se basa en palabras ni letras.
Apunta directamente al corazón humano y
lleva a ver la realidad (kensho) y vivir despierto (jobutsu).

Es una transmisión especial, en realidad no se trata de trasmitir nada sino de despertar lo que ya está desde siempre. Se ofrecen un “mapa” y un “vehículo” para descubrirlo uno mismo. Es un camino de práctica, en el que prevalecen:

ZAZEN, sentarse a solas con el misterio, pensando el no pensar,
SAMU, trabajo hecho con devoción,
TEISHO, exposición por parte de quien guía,
DOKUSAN, guía personal.

Se transmite dentro de un marco de vida ética. Zen sin vida ética lleva al desastre. De ahí que quien emprende el camino, para ser aceptado como discípulo, haya de comprometerse a vivir una vida recta.

No se basa en palabras ni letras. La realidad última es inefable, es una y la misma siempre, y sin embargo, a la vez, tal como se percibió a partir de Shakyamuni Buda, se fue reflejando en un marco de enseñanzas y gestos característicos. “Si una enseñanza fuera de toda escritura no admite la enseñanza dentro de las escrituras, no es verdadera enseñanza” (Isshu Miura).

Todo marco cultural y religioso es la expresión de una experiencia y fomenta un determinado modo de percibir la realidad y de interpretar la experiencia. Un cristiano que practica Zen no sólo aprende y practica un nuevo modo de abismarse en el misterio sino que aprende además un nuevo lenguaje que le abre horizontes nuevos. Un nuevo marco, como es el budista Zen para el cristiano, brinda nuevas posibilidades de lenguaje para expresar lo experimentado y crea además nuevas posibilidades de percepción, siendo a la vez un nuevo instrumento para salvar del olvido aquello de lo que se ha caído en la cuenta.

Si bien el cauce del Zen es una vida ética junto a una enseñanza correcta, el cauce, siendo necesario, no hace el río. El agua de este río es una fuente que mana en el mismo corazón humano. Y el Zen es cual dedo que apunta derecho al corazón humano, y lo lleva a despertar. El maestro o guía Zen es más comadrona que otra cosa. Es un hecho comprobado una y otra vez que una práctica seria del zazen lleva a despertar, a ver la realidad (KEN-SHO)y a la transformación o personalización de la experiencia, a vivir despierto, a convertirse en despierto o buda (JOBUTSU).

Con todo, el primer fruto de una práctica regular suele ser JO-RIKI, una fortaleza, fruto del abismarse o asentarse, una capacidad creciente para superar las perturbaciones de la mente y llegar a un equilibrio espiritual.

La transmisión del Zen en Occidente se enfrenta a la tarea de transmitir el espíritu de corazón a corazón, y de llevarlo a cabo en la cultura occidental configurada por el cristianismo, el humanismo y la secularidad. No es tarea fácil y exige discernimiento.

[Información  de la web del  Zendo Betania]